CONTRA TODA ESPERANZA
En estos días
en que el mundo temiendo la entropía
se dobla sobre sí mismo,
es cada vez más ardua la tarea
de pregonar anuncios optimistas.
No hay evidencias que soporten
la esperanza de vientos
enrumbándonos hacia ignotos continentes plenos de verdor
o de palabras que acierten y nos expliquen los mutuos agravios.
Al contrario: el tiempo acumula pruebas contra las posibilidades del equilibrio.
Hay cientos de seres pereciendo
mientras otros asisten impávidos a sus agonías
—espectadores en mullidas butacas
pulsando botones—
Una sociedad de voyeurs
bendice su abundancia.